miércoles, agosto 09, 2006

La venganza de dos mujeres

Lejos de ser original, Tarantino es más bien un director con un estilo único para hacer películas, cuya pasión por reflejar lo que se le antoja acaba transcendiendo todo lo demás. Kill Bill vol.1 es la visión moderna de Lady Snowblood (Fujita, 1973). Las protagonistas son mujeres que entregan su vida al propósito de la venganza. La vida de La Novia cambia en cuanto despierta del coma y se da cuenta de que le han quitado lo que más quería. Sin embargo, la historia de Yuki adquiere tintes más trágicos. Es una máquina de matar desde el mismo día en que nació; su madre, encerrada en prisión, la gestó en su vientre con la misión de acabar con los asesinos que la violaron y mataron a su familia.

El contraste del color de la nieve con el de la sangre derramada no es más que la representación de la misma Yuki: blanca, pura y delicada como la nieve en apariencia; pero fría y letal en realidad, como el personaje de O-Ren Ishii, interpretado por Lucy Liu, en su lucha contra la rubia en la Casa de las Hojas Azules.

«Recuerdo desde que nací... Recuerdo todo lo que he visto como si fuesen fotografías puestas ante mis ojos. Es por eso que la venganza de mi madre es mi venganza... Mía.»


Lady Snowblood es la tragedia de Kill Bill llevada a su punto más álgido, y se nota en el tono. Yuki no se puede permitir amar a alguien o mostrar compasión. Y en el caso de que lograse su objetivo, estaría condenada a una vida vacía de sentido, pues no habrá cosechado otra cosa en su interior que odio y venganza. Por otra parte, todo está ahí: el sangrado por aspersión, la crueldad e incluso el mismo tema musical de letra japonesa The Flower of Carnage, cantada por la misma actriz que interpreta a Yuki, Meiko Kaji.

Parece que Tarantino aún no le ha puesto broche final a la saga de Kill Bill. Su intención es presentar dos nuevas entregas en formato anime. Una versaría sobre los orígenes de Bill y sus esbirros, y otra tendría como protagonista a La Novia.

Sin duda, no podemos decir que no le guste arriesgar.




The Flower of Carnage

lunes, agosto 07, 2006

La reencarnación de las máquinas

Núm. 3: Bienvenida a casa. Acabas de renacer.
Núm. 6: Pero... estoy muerta... muerta...
Núm. 3: Ya has pasado por eso. Te hemos dado un cuerpo nuevo.


Battlestar Galactica es un microcosmos del mundo real. Un mundo en que los humanos se saben condenados al exterminio a causa de su misma naturaleza. El hombre crea, conquista, destruye y genera el karma necesario para dar muerte a su propia especie. Los cylons fueron creados por el hombre; y estos no sólo logran imitar la apariencia de sus creadores, sino que se hacen con el control de todo aquello que es propio del ser humano: poder, raciocinio, sentimientos...

La serie, como un espejo, nos devuelve una imagen caricaturizada de nuestra propia realidad: la corrupción política, la guerra entre religiones, el racismo, la drogadicción, el aborto, el poder de la fe, el sentido de la vida...

Los cylons han alcanzado el sueño eterno de sus creadores: la inmortalidad. Al morir, se descargan, como un programa informático, en un nuevo cuerpo idéntico al anterior con todos los recuerdos de sus vidas pasadas intactos. Lo que presuponen un remedio para aprender de los errores no deja de ser, al fin y al cabo, una tumba perpetua de sufrimiento acumulado; una inmortalidad que paradójicamente sólo conduce a la autodestrucción.

Humanos que se olvidan de ser humanos y máquinas que dejan de ser máquinas. La línea que separa los humanos de las «tostadoras» se dibuja cada vez más fina. Quizás la esperanza se aleje de los extremos y se halle en la nueva especie híbrida venidera.

Lo mejor: la calidad interpretativa de los actores.
Lo peor: la introducción de subtramas a veces es algo forzada.